La larga marcha de Turquía hacia la Unión Europea

Turquía ha presentado oficialmente su solicitud de adhesión a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1987. En 1999 se le concedió el estatus oficial de candidato y las negociaciones de adhesión comenzaron en 2005. Sin embargo, estas negociaciones se caracterizaron por un progreso lento y períodos de estancamiento.

Durante más de medio siglo, Turquía ha aspirado a unirse al club europeo. A pesar de los considerables esfuerzos realizados y los innegables avances, su adhesión a la Unión Europea (UE) parece ahora más incierta que nunca. Entre los estrictos criterios de adhesión, la reticencia cultural y las consideraciones geopolíticas, el camino de Ankara a Bruselas está plagado de obstáculos. Una mirada retrospectiva a un proceso complejo que ilustra los desafíos de la ampliación europea y los límites del proyecto de integración continental.

Los criterios de Copenhague: la clave para entrar en la UE

Para unirse a la Unión Europea, cualquier país candidato debe cumplir un conjunto de condiciones conocidas como "criterios de Copenhague". Adoptados en 1993 en una cumbre europea en la capital danesa, estos criterios definen los requisitos políticos, económicos y administrativos que deben cumplir los Estados que deseen unirse a la UE.

Los criterios de Copenhague se dividen en tres grandes categorías:

1. Criterios políticos :El país candidato debe contar con instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de derecho, los derechos humanos y el respeto a las minorías.
2. Criterios económicos :El país debe tener una economía de mercado viable capaz de competir dentro del mercado único europeo.
3. Criterios legales :El país debe ser capaz de asumir las obligaciones derivadas de la adhesión, en particular adoptando y aplicando toda la legislación europea (acervo comunitario).

Estos criterios pretenden garantizar que los nuevos Estados miembros puedan integrarse armoniosamente en la UE y contribuir a su correcto funcionamiento. Constituyen por tanto un marco de referencia esencial para evaluar la candidatura de Turquía.

El viaje de Turquía: una historia de altibajos

La historia de las relaciones entre Turquía y la Unión Europea se remonta a 1959, cuando Ankara solicitó por primera vez su asociación con la Comunidad Económica Europea (CEE), la predecesora de la UE. Desde entonces, el proceso ha pasado por muchos giros y vueltas:

• 1963: Firma del Acuerdo de Asociación entre Turquía y la CEE, allanando el camino para una futura adhesión.
• 1987: Turquía presenta oficialmente su solicitud de adhesión a la CEE.
• 1999: En la cumbre de Helsinki, la UE reconoce el estatus de país candidato de Turquía.
• 2002: El Partido de Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan llega al poder y lanza un vasto programa de reformas destinado a cumplir los criterios de Copenhague.
• 2005: Apertura oficial de las negociaciones de adhesión entre Turquía y la UE.
• 2016: Intento de golpe de Estado en Turquía, seguido de una represión que genera preocupación en la UE.
• 2018: La UE congela las negociaciones de adhesión debido a preocupaciones sobre el Estado de derecho en Turquía.

Este viaje ilustra la complejidad y duración del proceso de adhesión, así como los obstáculos políticos y diplomáticos que pueden surgir.

Reformas turcas: esfuerzos considerables pero insuficientes

Desde principios de la década de 2000, Turquía ha emprendido importantes reformas para cumplir con los criterios de Copenhague y acercarse a los estándares europeos. Estos esfuerzos fueron particularmente marcados bajo los gobiernos del AKP:

Reformas económicas:

• Estabilización macroeconómica y control de la inflación
• Liberalización de la economía y privatizaciones
• Mejorar el clima de negocios y atraer inversión extranjera
• Desarrollo de infraestructura y modernización industrial

Estas medidas han permitido a Turquía experimentar un crecimiento económico impresionante, con un PIB per cápita triplicado entre 2001 y 2010.

Reformas políticas y jurídicas:

• Reducción del papel del ejército en la vida política
• Fortalecimiento de los derechos de las minorías, en particular de los kurdos
• Abolición de la pena de muerte
• Mejorar la libertad de expresión y asociación
• Reforma del sistema judicial

Estas reformas han contribuido a modernizar el marco institucional y jurídico turco, acercándolo a los estándares europeos en términos de democracia y estado de derecho.

Sin embargo, a pesar de estos avances, la UE sigue señalando ciertas deficiencias, en particular en lo que respecta a la independencia del poder judicial, la libertad de prensa y el respeto de los derechos humanos. Los acontecimientos que siguieron al intento de golpe de Estado de 2016 han suscitado graves preocupaciones sobre un retroceso democrático en Turquía.

Barreras a la afiliación: más allá de los criterios formales

Si bien los criterios de Copenhague constituyen el marco oficial para evaluar las solicitudes, otros factores menos tangibles pero igualmente importantes influyen en el proceso de adhesión de Turquía:

1. Tamaño y demografía Con sus 84 millones de habitantes, Turquía sería, si se uniera, el segundo país más poblado de la UE después de Alemania. Esta perspectiva plantea preocupaciones sobre el equilibrio de poder dentro de las instituciones europeas y la capacidad de absorción de la UE.
2. Geografía :Situada entre Europa y Asia, Turquía plantearía la cuestión de las fronteras de la UE. Su adhesión ampliaría significativamente las fronteras de la Unión, poniéndola en contacto directo con zonas de conflicto como Oriente Medio.
3. Religión y cultura :Turquía es un país predominantemente musulmán, lo que plantea interrogantes sobre su compatibilidad con los valores judeocristianos a menudo asociados con la identidad europea. Algunos dirigentes europeos, como el ex presidente francés Nicolas Sarkozy, han mencionado explícitamente este aspecto como un obstáculo para la adhesión.
4. La historia :Las complejas relaciones históricas entre Turquía (heredera del Imperio Otomano) y Europa aún pesan sobre las percepciones mutuas. Los conflictos pasados y las tensiones actuales, en particular con Grecia y Chipre, complican el proceso de adhesión.
5. Cuestiones migratorias La posición geográfica de Turquía la convierte en un importante país de tránsito para los flujos migratorios hacia Europa. Esta situación dio lugar a tensas negociaciones entre Ankara y Bruselas, especialmente durante la crisis migratoria de 2015-2016.

Estos factores, aunque no se reconocen oficialmente como criterios de adhesión, desempeñan un papel crucial en la renuencia de algunos Estados miembros a la candidatura de Turquía.

El doble rasero europeo: ¿una aplicación desigual de los criterios?

Uno de los principales argumentos esgrimidos por los partidarios de la adhesión turca es que la UE aplica un "doble rasero" al evaluar las solicitudes. Varios elementos apoyan esta crítica:

1. Comparación con otros países candidatos: Algunos países de Europa central y oriental fueron admitidos en la UE a pesar de que sus indicadores económicos y democráticos eran a veces menos favorables que los de Turquía. Este es en particular el caso de Bulgaria y Rumania, cuya adhesión en 2007 planteó interrogantes.
2. Situación económica de algunos Estados miembros: Países como Grecia, Portugal y España atraviesan dificultades económicas recurrentes y dependen en gran medida de los mecanismos de solidaridad europeos. Sin embargo, su pertenencia a la UE no se cuestiona.
3. Cuestiones democráticas en la UE: Algunos Estados miembros, como Hungría o Polonia, son objeto de críticas en lo que respecta al respeto del Estado de Derecho. Sin embargo, las sanciones contra ellos siguen siendo limitadas en comparación con los bloqueos impuestos a Turquía.
4. Trato diferenciado de las minorías: aunque la UE insiste en respetar los derechos de las minorías en Turquía, algunos Estados miembros experimentan tensiones con sus propias minorías (los vascos en España, los gitanos en Europa Central, etc.).

Estos elementos alimentan el sentimiento, en el lado turco, de un trato injusto y discriminatorio. También destacan la dificultad que tiene la UE para mantener la coherencia en la aplicación de sus criterios de adhesión.

Las posiciones de los Estados miembros: ¿un consenso imposible?

La adhesión de un nuevo país a la UE requiere la unanimidad de los Estados miembros. Sin embargo, respecto a Turquía, las posiciones están muy divididas:

Países favorables:

• Reino Unido (antes del Brexit): históricamente pro-turco, Londres veía la membresía turca como una forma de diluir la influencia franco-alemana dentro de la UE.
• Polonia, Hungría: Estos países consideran que la adhesión de Turquía reforzaría el peso de los "nuevos" estados miembros frente al "núcleo duro" occidental.
• España, Italia: A favor de una ampliación hacia el sur del Mediterráneo.

Países reticentes:

• Francia: Bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy y luego de Emmanuel Macron, París se opuso abiertamente a la adhesión turca y propuso en cambio una "asociación privilegiada".
• Alemania: Aunque con más matices, Alemania sigue siendo cautelosa, sobre todo debido a su gran comunidad de origen turco.
• Austria: Austria se opone firmemente a la adhesión de Turquía y ha propuesto incluso celebrar un referéndum sobre el tema.
• Grecia, Chipre: Debido a tensiones históricas y disputas territoriales con Turquía, estos dos países vetan regularmente el progreso de las negociaciones.

Esta división dentro de la UE hace que sea extremadamente difícil cualquier progreso significativo en el proceso de adhesión de Turquía.

La evolución de las relaciones entre la UE y Turquía: entre la cooperación y las tensiones

A pesar de los obstáculos a la adhesión, las relaciones entre la UE y Turquía siguen siendo estrechas y complejas:

Cooperación económica:

• La UE es el principal socio comercial de Turquía y representa alrededor de 401 TP3T de su comercio.
• Turquía forma parte de la Unión Aduanera Europea desde 1995.
• Muchas empresas europeas están establecidas en Turquía, aprovechando su mano de obra calificada y su posición estratégica.

Cooperación en materia de seguridad:

• Turquía es un miembro clave de la OTAN y desempeña un papel crucial en la seguridad del flanco sureste de Europa.
• Ankara es un socio importante en la lucha contra el terrorismo y el control de los flujos migratorios.

Tensiones recurrentes:

• Desacuerdos sobre la gestión de la crisis migratoria y el cumplimiento del acuerdo UE-Turquía de 2016.
• Preocupaciones europeas ante los excesos autoritarios del régimen de Erdogan.
• Conflictos en el Mediterráneo oriental, en particular por la explotación de recursos de gas.
• Divergencias en materia de política regional, en particular respecto a Siria y Libia.

Estas relaciones ambivalentes ilustran tanto la interdependencia entre la UE y Turquía como las dificultades para encontrar un terreno común duradero.

Perspectivas de futuro: ¿Qué alternativas a la membresía?

Ante el estancamiento del proceso de adhesión, se están barajando varias opciones para el futuro de las relaciones entre la UE y Turquía:

1. La "asociación privilegiada": propuesta en particular por Francia y Alemania, este estatuto ofrecería a Turquía una cooperación reforzada con la UE sin concederle la plena adhesión. Sin embargo, Ankara rechaza esta opción y la considera un premio de consolación inaceptable.
2. Profundización de la unión aduanera: una modernización y ampliación del acuerdo aduanero existente podría fortalecer la integración económica sin plantear los problemas políticos asociados con la membresía.
3. Cooperación sectorial reforzada: la UE y Turquía podrían desarrollar asociaciones específicas en áreas de interés mutuo como la energía, la seguridad o la innovación.
4. El "modelo noruego": Turquía podría, como Noruega, unirse al Espacio Económico Europeo, beneficiándose así del acceso al mercado único sin ser miembro de pleno derecho de la UE.
5. El statu quo: Se podría continuar manteniendo la situación actual, con las negociaciones de adhesión formalmente abiertas pero de facto congeladas, lo que permitiría a cada parte mantener abiertas sus opciones.

Un proceso en un punto muerto

Después de más de 60 años de relaciones tumultuosas, la adhesión de Turquía a la Unión Europea ahora parece más improbable que nunca. Los considerables esfuerzos de Ankara para cumplir los criterios de Copenhague no han sido suficientes para superar los obstáculos políticos, culturales y geoestratégicos que se interponen en su camino.

El proceso de adhesión, concebido inicialmente como una poderosa palanca de transformación y modernización para Turquía, ha contribuido paradójicamente a acentuar las divergencias entre ambas partes. Frustraciones